| SEP 122014 Se alfabetiza siempre, sexenio tras sexenio. Y sin embargo, el analfabetismo sigue ahí, como presa escurridiza, que todo gobernante quisiera destruir y exhibir como trofeo y gloria de su administración. Pero el analfabetismo es la némesis de las limitadas políticas educativas de todos los gobiernos mexicanos. Su abultada existencia, en donde 32 millones de mexicanos mayores de 15 años no saben leer, representa en sí misma la crítica más radical al sistema educativo y a la política educativa. Desde enero de este año el secretario Chuayffet había adelantado la intención del gobierno de la república de ir en campaña nacional contra el analfabetismo. Con el inicio del ciclo escolar 2014 ? 2015 se anunció formalmente el arranque de dicha acción como "Campaña Nacional de Alfabetización", otorgando un papel central a los docentes jubilados y buscando el propósito de "obtener la bandera blanca y ser declarados libres de analfabetismo", es decir, bajar la tasa al 4 % para estar dentro de los parámetros fijados por la Unesco. En Michoacán el acuerdo correspondiente se signó el 8 de septiembre entre el gobierno de Michoacán y el Inea en el marco del día internacional de la alfabetización y en el ya icónico Crefal, baluarte precisamente de la educación para adultos. Pero el primer problema que va enfrentar la campaña alfabetizadora en Michoacán son las cifras. Ha habido tanto manoseo político del tema que las cifras no cuadran, son contradictorias y el propio Inegi no da pie con bola en el asunto. Previo debe darse más de una explicación al hecho de porqué Michoacán está, según algunos en el 7° lugar, para otros en el 5° y otros más en el 3° de los estados con mayor tasa de analfabetismo. Y la explicación no sólo tiene que venir a poner orden en estas tres rebeldes cifras. Debe explicarse por qué el 27 de agosto de 2007 el gobernador Cárdenas Batel izaba la bandera blanca en 35 municipios, es decir, libres de analfabetismo y anunciaba que dos meses después, "en octubre Michoacán será declarado, de acuerdo con los parámetros de la UNESCO, territorio vencedor del analfabetismo." Ahora resulta que regresamos a donde estábamos e incluso superando la marca. Precisamos otra explicación, si el Inea surge el 31 de agosto de 1981, hace 33 años, cómo es que en tres décadas no ha podido abatir el flagelo del analfabetismo y casi siempre, censo tras censo, la tasa en ocasiones baja y en otras sube. Seguramente las respuestas no están en el hecho de si las campañas se hacen con fervor, método y recursos suficientes. Las preguntas y respuestas conducirán inevitablemente a las fallas estructurales de la política educativa. Lo evidente es que el sistema educativo y sus políticas son excelentes para excluir y acumular rezago; lo evidente es que mientras la pobreza prevalezca la alfabetización será inocua; lo evidente es que mientras no se dedique a estos 32 millones de mexicanos una opción de educación permanente de calidad la sola alfabetización los hará analfabetas funcionales. Es decir, si la Campaña Nacional no se acompaña de acciones para anular el rezago y la exclusión del sistema, si no existen opciones para salir de la pobreza, si no hay buena educación permanente, si no se rompe el aislamiento cultural, veremos primero reportes optimistas y luego el regreso a las cifras de siempre. Al final la Campaña podría ser sepultada con el epitafio: sólo fue un espejismo político. Ojalá no sea así. |