MAR 042015 Hacía casi quince días que la presidencia estaba tratando de retomar el discurso de las grandes reformas como el sendero por el cual reposicionar la quebrada imagen presidencial. Pero bastaron 20 palabras de González Iñárritu en la entrega de los Oscar para que se le cayera al morador de los pinos el cielo encima otra vez; por si no bastara, con cinco palabras el Papa desde el Vaticano, le recordaba al mundo la lamentable condición de inseguridad del país, advirtiendo que Argentina no debía mexicanizarse; y para rematar la semana negra, el operativo de la Policía Federal para desalojar a maestros de la Ceteg en Acapulco se empañaba con la muerte de un maestro que motivó el repunte de la protesta. Los esfuerzos del gobierno federal por revertir el deterioro de la imagen parece que no encontraban un espacio de piso firme para impulsarse hacia adelante, todo parecía condenado a fracasar. Los estudios de opinión siguen dando una muy mala calificación al presidente y la imagen internacional está peor. Pero ocurrió, por lo menos un evento, un espacio pequeñito de piso firme, sobre el cual impulsarse: la detención de Servando Gómez Martínez, "la tuta". Si el gobierno federal previó la circunstancia y el tiempo para realizar la acción y obtener ventajas políticas es un asunto que luego se sabrá. En todo caso está en su derecho de hacerlo, como en libertad está de realizar acciones que lo reposicionen, como suele hacerse en política. En todo caso debe reconocerse la detención porque representa un golpe al crimen organizado y porque manda un mensaje a los nuevos grupos criminales que están tomando posesión de Michoacán como plaza que han dejado "los templarios". La detención de "la tuta" es una bocanada de oxígeno mediático para la administración Peña y puede que le ayude a recuperar un poquito el prestigio perdido. Pero también la detención le brinda una gran oportunidad para sacudir el tablero político electoral de Michoacán. El acervo videográfico en poder de este capo sugiere que el personaje posee vasta y precisa información sobre los vínculos de la política con la delincuencia. Vínculos que no fueron totalmente puestos al descubierto durante la era Castillo y que si se exhiben hoy podrían modificar de manera importante las condiciones competitivas de los partidos de cara al proceso electoral de junio 7. Lo positivo es que la detención del capo coloca de nueva cuenta el tema de la seguridad y del combate a la delincuencia organizada en el centro del interés de los michoacanos. El logro pues, debe colocarse en el contexto debido: la exigencia pública para que la estrategia gubernamental termine con un flagelo que tanto daño y dolor ha ocasionado a los michoacanos. Lo que nos debe llevar a ubicar con objetividad el punto exacto en que nos encontramos en la lucha contra los criminales y a dar seguimiento a las nuevas tareas que deben realizarse para que, con fundamento real, cambie la mala percepción que sobre seguridad sigue teniendo la población. Sin embargo, el alivio mediático que la captura de "la tuta" le obsequia al presidente será pasajero, no le alcanza para cubrir el desastroso desempeño que su gobierno ha tenido en materia de seguridad y derechos humanos, en honestidad y transparencia, en justicia y en crecimiento económico. Es decir, necesita un milagro mayor, algo así como el de revivir a "Lázaro" y hacerlo caminar. Tendría que dar resultados inmediatos en estas tres áreas en donde sólo se mira destrucción total, y peor son temas que han tocado a fondo la sensibilidad de la sociedad mexicana. Una sensibilidad que se resiste a conceder perdones y que puede dar prueba de estar por arriba de la captura de "la tuta", por muy mediático que sea el evento. |