OCT 052015 Los políticos nos han fallado, ha venido diciendo la población desde hace ya algunos años. Y gran parte de los políticos michoacanos han hecho esfuerzos obcecados por consolidar esa historia negra. Han hecho gobiernos ineficaces, corruptos, entregados a la delincuencia, y sólo pocos, muy pocos han sido castigados por el daño tan grave que le han propiciado a la entidad, los más gozan de impunidad. Por eso, el bono de confianza que los michoacanos puedan estarle entregando al gobierno de Silvano Aureoles a partir de que tomó protesta este 1 de octubre, tiene clausulas escritas con mayúsculas. La primera es que sean los hechos los que hablen. Cuando se perciba la seguridad, cuando las calles sean seguras; cuando en los hogares no tengan que llorar a muertos por la delincuencia o secuestrados y no deban de sacrificar su modesto patrimonio para pagar extorsiones; cuando el empleo no falte en las familias; cuando los emprendedores no tengan que cerrar sus negocios; entonces las palabras sobrarán. La segunda, la demostración de probidad de su gabinete, que demuestre que está ahí para servir a los michoacanos y no para servirse de ellos. La tercera, que el talento de la buena política sea la rutina para abordar los explosivos problemas sociales del estado. La cuarta, que los resultados se comiencen a ver en lo inmediato. La quinta, que el gobierno ratifique con acciones que está del lado de la sociedad y de sus reivindicaciones tanto tiempo desoídas. La sexta, que saque de su gabinete a quienes no den resultados. En entregas previas hemos señalado que el tiempo de gracia, o como suele llamársele "luna de miel", del gobernador Silvano con los michoacanos, será brevísimo. La impaciencia y urgencia pública ante reclamos acumulados achicarán en extremo ese momento. El contenido del discurso que pronunció en la ceremonia de toma de protesta deja en claro que el gobernador está consciente de ello. En los temas que abordó, seguridad, finanzas, salud, educación, el campo, infraestructura, se notó la urgencia de la acción para satisfacer reclamos y rezagos. Debe saber que no pasará de los 100 días cuando los juicios sobre su gobierno, si no cumple, emergerán por doquier. La sociedad michoacana exige y el gobernador ha ofrecido en abundancia. Así resumiría lo que se percibe en el panorama político del estado. Lo que la sociedad pide está ahí, forma parte de la historia reciente de Michoacán. Tenemos una sociedad desconfiada, distante de los gobernantes, a la que no le bastan las palabras, a la que solamente los hechos la persuadirán. La restauración de la confianza sociedad-gobierno pasa imprescindiblemente por caudales de hechos positivos en los temas que más preocupan: seguridad, empleo, inversión, salud, educación, justicia, si no llegan no llegará la confianza. Tendrá que trabajar intensamente el gobernador y su gabinete para cumplir metas en el menor tiempo posible. Mantener la expectativa de la población parece ser una estrategia que utilizará el actual gobierno, fue claro que el discurso del 1 de octubre tuvo ese propósito. El problema es que no se satisfaga en breve la expectativa, o se modifiquen las metas a la baja, porque si eso ocurre el gobierno del nuevo comienzo habrá terminado prematuramente. La brevedad del bono de confianza que tiene el gobernador debe obligarlo a acciones precisas y selectas en las próximas semanas en cada tema marcado en rojo si es que desea mantener o reforzar el ánimo de la sociedad, y es aquí donde se sabrá de qué tamaño es el gabinete que eligió, pues ahí demostrará su capacidad y creatividad operativa para generar resultados. |