SEP 182018 El negocio es gigantesco, duro, cruel y exige dedicación total. Nada de aficionados; todo está estructurado, y los escalones se ganan y cuidan con criminal determinación, los ascensos en la escala jerárquica del narco se ganan sobre pilas de cadáveres. Un negocio de este calibre no se monta de la noche a la mañana, requiere de una gran cantidad de recursos humanos y materiales, contactos diversos, apoyos y padrinos en diversos niveles, sobre todo en estructuras policiacas, desde los niveles más bajos hasta altos funcionarios, Gobernadores incluidos. Se requieren abogados, jueces "a modo", comerciantes y grandes empresarios dispuestos a servir de tapadera; banqueros e inversionistas de elástica conciencia, políticos corruptos y un largo etcétera. Y dentro de ese largo etcétera esta el contar con una prensa a modo para darle un matiz adecuado a las noticias relacionadas con el narco. Minimizar el problema, atribuir ejecuciones y ajustes entre carteles a otros actores, protestar, usando un nacionalismo barato, contra la extradición a los Estado Unidos. Y si la lucha va en serio y el Gobierno y el Ejército se involucran en acciones decididas, con resultados concretos pues a pegar el grito en el cielo criticando a ocho columnas el uso del Ejército en estas tareas para finalmente pedir insistentemente que este regrese a los cuarteles. Colaborando activamente en la defensa del narco se encuentran los infaltables "tontos útiles" y varias ONG "patito" que promueven la opinión de que la lucha contra el narco no debe generar enfrentamientos, que no se debe molestar a los sospechosos, que deben de dejar las cosas como están, que insisten en cuidar los "derechos humanos" de los sicarios pero olvidando convenientemente que los policías y el ejercito también son ciudadanos y tienen "derechos humanos"; los mas "leidos y escribidos" insisten en que la solución es legalizar las drogas, así, como suena, sin distinguir entre la simple marihuana y las ultra adictivas y muy tóxicas drogas sintéticas generadoras de severos daños neurológicos. No se ocupan dotes de Shelock Holmes para sospechar cuales son estas publicaciones, algunas son muy transparentes y desde sus primeras planas o su portada semanal puede uno intuir de qué lado están. Para estos columnistas y editorialistas todo lo que hace el Ejército está mal, todo lo que haga el Ejecutivo no sirve o está mal planeado. Los inocentes habitantes de determinada localidad sufren terriblemente bajo una implacable "ley marcial", la Normal rural de Ayotzinapa es una tranquila y apacible institución académica al nivel de Yale o Harvard, y así, en diversos tonos e intensidades se dedican a sabotear y criticar la lucha contra el narco. Ciertamente muchos lo hacen de buena fe, otros por ignorancia, pero muchos otros lo hacen con pleno conocimiento de causa, lo hacen sencillamente porque para eso están pagados. ¿Qué hacer?, evidentemente nunca vamos a encontrar un recibo de honorarios con todos los requisitos fiscales, que muestre la relación entre un diario o revista nacional, sus "columnistas" estrellas con un cártel de la droga. Eso es candoroso, pero si podemos ampliar nuestra cultura y analizar y comparar las diversas noticias sin prejuicios ni anteojeras ideológicas. Eso sería lo ideal. Alejandro Vázquez Cárdenas |